La lepra aún existe en España ya que cada año se registra en el país una media de entre 15 y 20 nuevos casos, en su mayoría importados.
Según datos de la asociación Fontilles, en 2012 en España se notificaron nueve casos de lepra, en su mayoría importados, aunque también hay algunos autóctonos, como Andalucía, Galicia y Levante.Ese mismo año, en lo que respecta a la prevalencia de la enfermedad, había 56 casos registrados frente a los 72 de 2011.
Según los datos hechos públicos en 2014 se viene a constatar que, pese a ser una enfermedad erradicada en los países desarrollados, se siguen registrando casos en el primer mundo, posiblemente por fenómenos, como la globalización o el incremento del turismo y los viajes, muchos de ellos a países castigados por esta patología. Siete por año es la media de casos de lepra notificados en España en el último lustro. en total, 35 casos en cinco años; 130 en los últimos diez, son las cifras de una enfermedad cuya incidencia se reduce en todo el mundo, pero que aún no se ha conseguido erradicar en todos los países.
El sanatorio San Francisco de Borja, más conocido como Sanatorio de Fontilles, la última
leprosería de Europa occidental, en la provincia de Alicante, fue
inaugurado en 1909, por iniciativa del padre jesuita Carlos Ferrís y del
abogado Joaquín Ballester. En esa época, los leprosos estaban
condenados a la exclusión. Vivían aislados en cuevas o en casas
abandonadas, donde acababan muriendo. Muchos ni siquiera podían andar
debido a las lesiones
Gestionada por la Fundación de Fontilles, la leprosería fue construida entre las montañas del valle de Laguar, junto al río Girona, e integra un complejo de 35 edificios. En días claros se puede divisar el Mediterráneo y la ciudad de Dénia. Un paraíso de 70 hectáreas rodeado por una muralla de tres kilómetros y medio, construida en 1923.
Fontilles fue durante décadas una comunidad aislada del mundo. En los años 50 llegó a alojar a más de 400 enfermos, muchos de los cuales se casaron, tuvieron y criaron sus hijos en este centro. El descubrimiento, en 1982, de una combinación de fármacos eficiente para combatir el bacilo y la mejora de las condiciones de vida contribuyeron a reducir de forma drástica los nuevos casos en el mundo occidental.
Hoy, la mayoría de los enfermos de lepra ocupa el pabellón blanco de cuatro torres, el icono de Fontilles.
La residencia destinada a los matrimonios ya casi no tiene a nadie y la de mujeres fue convertida en una unidad de geriatría común. Los pacientes, apoyados en bastones o andadores, sentados en sillas de ruedas o sujetándose por su propio pie, hablan y disfrutan del calor de la luz de invierno antes de entrar en en el comedor, cuando el reloj marque las doce y media. La escena se asemeja a cualquier residencia de mayores con buenas instalaciones.
En 1991, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció como objetivo la eliminación de la lepra para el año 2,000, lo que se calculaba siempre y cuando el número de enfermos fuera menor a uno por cada 10.000 habitantes. Lamentablemente esta meta no se logró y actualmente, cada 45 segundos un ser humano se contagia de lepra, unos 2.000 se infectan cada día, se detectan alrededor de 900.000 nuevos casos al año y en todo el mundo existen más de siete millones de enfermos. Siendo los países más afectados, la India (que concentra el 80% de todos los enfermos del mundo), Brasil, Birmania, Vietnam y Filipinas.
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