Aunque el
uso de elementos que provocaban succión sobre la piel se remonta a mucho antes,
es en 1911 cuando Thoma demostró el crecimiento de tejido y angio-génesis tras
aplicar una fuerza controlada.
En 1952 A.
Raffel describió la aplicación de drenajes utilizando presión negativa bajo los
colgajos dermograsos.
En 1966
varios autores rusos (Davydov, Iankov, Inoiatov, Kochev) aplicaron este
concepto en heridas cerradas.
En 1993
Fleischmann y Cols en Alemania aplican la técnica de presión negativa en
pacientes con fracturas expuestas. En la misma fecha Louis Argenta y Michael
tienen una experiencia similar y patentan un dispositivo. Fuente
El empleo de la terapia de presión negativa es una opción extendida
dentro del campo de la Cirugía Plástica. Desde su aparición en el mercado se
han ido sumando indicaciones de tratamiento de diversa índole, como podemos ver
reflejado en la bibliografía existente al respecto. El sistema VAC®
promueve la curación de las heridas mediante la aplicación de presión negativa,
de manera que el uso de niveles controlados de presión subatmosférica y succión
controlada, acelera la resolución de las mismas favoreciendo la vascularización
y el desbridamiento. Actualmente, este sistema se considera una alternativa
válida en el tratamiento de las heridas complejas, las cuales suponen un reto
terapéutico importante y muchas veces acarrean a los pacientes que las padecen
un largo y costoso ingreso hospitalario. Gracias a la terapia de vacío se puede
disminuir el tamaño de dichas heridas a la par que se protegen de la infección,
haciendo innecesario el uso prioritario de colgajos libres y grandes
intervenciones.
Fuente
La terapia V.A.C.® (Vacuum Assisted Closure)
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