sábado, 7 de mayo de 2016

La sala de espera



¿Quién no ha pasado por una Sala de Espera?. Circunstancia que todos recordamos, más o menos detallada, según lo que nos haya llevado allí y, sobre todo, cómo nos haya ido. 
Es indudable que no es lo mismo esperar una simple consulta con nuestro médico de Atención Primaria para que nos atienda de una patología banal que esperar a que nos atiendan, tumbados en una camilla, en un servicio de Urgencias, o bien a la espera de la realización de una prueba médica en la que el resultado es incierto. 
El nivel de estrés puede variar. El "que tiene paciencia", que observa y piensa, se ve sometido a una prueba que el médico debe conocer.

Decálogo para una sala de espera oncológica
Un post de "Un rayo de Esperanza",

La simple espera crea cierto grado de ansiedad, variable según la personalidad del sujeto. Imaginar la respuesta de nuestro médico ante nuestra consulta se manifiesta, siempre, con cierto grado de
nerviosismo. Se puede ser o estar enfermo y otra, muy diferente, coincidente o no, "sentirse enfermo". La salud no es algo estatico, es un proceso cuyo resultado deviene de lo que hacemos, pensamos o sentimos, por lo que uno puede estar enfermo y/o sentirse enfermo en un grado diferente según lo que predomine. Y la espera en una consulta es una circunstancia que produce vivencias muy diferentes. La respuesta que de nuestro médico obtengamos puede resolver nuestras dudas al salir o crear más estrés si la respuesta obtenida no es la esperada.

La espera nos hace observar al rsto de los que esperan. Nos preguntamos que es lo que piensan todos y cada uno de los que aguardan ¿Qué les
llevará a consultar? Las razones, unos evidentes otras no, pueden ser muy variadas.

Fijaros en los pacientes que esperan en la sala de la fotografía. Orservad a todos y a cada una de las personas que aperecen en la instántanea. Componen una estampa en la que un mundo de sensibilidades interiores esta en juego y en plena ebullición. Cada uno arrastra un problema que demanda solución y todos juntos esperan ser atendidos lo antes posible.
Alguien como yo, médico y enfermo, que ha pasado por muchas salas de espera y que ha estado
trabajando "al otro lado" de la puerta de un despacho médico, ha procurado aprender de lo observado, de lo vivido, sentado en una de esas sillas incómodas de nuestro consultorio de la Seguridad Social, o simplemente intercambiando unas palabras con el que, sentado junto a ti, esta ensimismado en su padecimiento. 

Algo común nos une y buscas, inconscientemente, eludir la preocupación contando con la complicidad del que también espera.
Otra cosa es situarse al otro lado de la puerta, la situación que se vive es completamente diferente. El médico, lejos de comportarse como un objeto, se convierte en una esponja y se hace eco de todos los
problemas, o al menos lo intenta, aunque disponga de poco tiempo. Desde la simple emisión de un parte de baja hasta la resolución de un problema médico de díficil diagnóstico y que requerirá la realización de pruebas médicas, o tal vez, la interconsulta con algún colega, buscando aliviar siempre y curar en lo posible.
El médico no permanecerá impasible, cada uno de sus pacientes dejará una huella en él, tantas como pacientes, unas más profundas que otras, y que le iran curtiendo en el ejercicio profesional.


Una noche en la Sala de Espera 
 

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