domingo, 8 de mayo de 2016

Los conflictos armados y la salud mental

 Imagen: Soldados españoles, en el aeropuerto de Qal-i-Naw

Las guerras actuales nada tienen que ver con las de la primera mitad del siglo XX y épocas anteriores .
Algo ha cambiado en el enfrentamiento violento entre seres humanos. Desde el punto de vista de los
militares y su salud, si los soldados antes morían de heridas intratables o de enfermedades derivadas de la patología motivada por el  hacinamiento, la miseria y el contagio de enfermedades transmisibles, ahora muchos de ellos pueden volver vivos a sus casas. Sin embargo, Afganistán, Irak y Siria están dejando otras secuelas menos visibles, aunque no menos conocidas: la de los trastornos mentales que, en ocasiones, llevan al suicidio.
Desde que EEUU declaró 'la guerra contra el terrorismo' en 2001, diversas fuentes contabilizan, hasta enero de 2010, 9.200 soldados heridos de distinta gravedad en Afganistán. La guerra de Irak de 2003 a -2011 ha arrojado una cifra de 31.000 militares heridos, según ha reconocido el Pentágono.
Muchos de ellos se incluyen en los resultados publicados en 'Injury Prevention'. Según el equipo dirigido por Kathleen E. Bachynski, doctora del Comando de Salud Pública del ejército estadounidense, "desde 2004 hay un aumento sin precedentes en la tasa de suicidios de los soldados norteamericanos; en concreto, en tan sólo cuatro años [de 2004 a 2008] esta tasa había aumentado un 80%".
De este estudio se deducía que los soldados que buscan tratamiento para los trastornos mentales y
abuso de sustancias debe ser un foco para la prevención del suicidio.
En un estudio, publicado en 'Journal of the American Medical Association' (JAMA) , y relacionado con el abuso de sustancias y la presencia de problemas psicológicos se pone el acento en que, además de los diferentes cuadros de dolores físicos, aquellos soldados que presentaban problemas psicológicos, sobre todo estrés prostraumático, o fatiga de combate "son más propensos a que les receten analgésicos
opiáceos", lo cual introduce una espiral causa-efecto con las conclusiones antes señaladas.
En España, en 1992, con ocasión de la decisión gubernamental de participar en el conflicto de los Balcanes, en Bosnia Herzegovina, ya se alertaba, por parte de los médicos militares que formaron parte de la preparación de la misión, de la importancia del cuidado de la salud mental de sus soldados, tras los estudios realizados durante la preparación de la misión en Viator (Alemeria) y ante la presumible presencia de situaciones que pudieran generar alteraciones psicológicas. Los informes se elevaron a través de la Jefatura de la Agrupación "Málaga" a la Fuerza de Acción Rápida.

El objetivo de la misión, a más corto plazo, parecía ser lograr uno de los sillones no permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Además, la operación permitía ofrecer la imagen de una Fuerzas Armadas modernas y representaba una oportunidad excelente para los militares de demostrar su capacidad. UMPROFOR II (Bosnia-Herzegovina) no eran unas simples maniobras sino una compleja misión en un país extranjero inmerso en una cruenta guerra en la que los errores se pagaban con la vida. La escasa información, a pesar de los informes de los oficiales destacados al terreno, obligaban a tener presente todas las posibilidades para mantener la salud física y mental de nuestros hombres. Pocas semanas después se destacarón oficiales psicólogos a la misión.
La fatiga de combate se caracteriza por la presencia de trastornos psiconeuróticos producidos por el agotamiento, la tensión del combate o las tensiones acumuladas y el esfuerzo psicológico de una guerra o de una situación similar. Se caracteriza por depresión, ansiedad, alteraciones del sueño y de la memoria y otros síntomas relacionados).


Los médicos de la guerra

No hay comentarios:

Publicar un comentario