Los hamartomas mamarios se pueden designar también como fibroadenolipomas, lipofibroadenomas o adenolipomas. Son tumoraciones mamarias benignas, individuales, de consistencia firme y de límites netos macroscópicamente que se originan del lobulillo mamario. Representan una entidad muy poco frecuente, si bien es cierto que los datos de incidencia y prevalencia son variables. Su pequeño tamaño y su consistencia semejante al tejido mamario normal hacen difícil su diagnóstico durante la exploración clínica por lo que se considera infradiagnosticado. También puede pasar inadvertido al patólogo, ya que están formados por una cantidad de tejido mamario no patológico, pero con una disposición desordenada.
Por lo general, los hamartomas tienen 3 formas clínicas de presentación sobre la glándula mamaria de la mujer. En numerosos estudios su hallazgo fue ocasional, al comportarse de forma asintomática, y se diagnosticó durante una campaña de cribado mamográfico o durante un examen ginecológico sistemático. De manera más frecuente, la mujer consulta por un nódulo mamario doloroso y de crecimiento lento. En otras ocasiones, y sobre todo en pacientes jóvenes, el motivo de consulta es un agrandamiento progresivo e indoloro de la glándula mamaria afectada que conduce a una notable asimetría.
Aunque el diagnóstico de sospecha puede ser clínico, en la mayoría de las pacientes se efectúan estudios por imagen, que ayudan a confirmar dicha afección. Habitualmente el principal método de diagnóstico radiológico se basa en la aportación mamográfica, a pesar de que se escapan a su detección un porcentaje de tumores próximo al 30%. La ecografía y el estudio citológico realizado a partir de una punción-aspiración no tienen un papel diagnóstico relevante a la vista de la precisión de los estudios mamográficos. En consecuencia de lo expuesto y como en la mayoría de las enfermedades intramamarias, el diagnóstico de certeza de este tipo de tumores se resume en la sospecha mamográfica, la extirpación quirúrgica y el estudio histológico.
El tratamiento básico consiste en la exéresis de la lesión. No se han descrito recidivas tras una correcta extirpación. Sin embargo, no todos los hamartomas que se diagnostican con signos mamográficos específicos son subsidiarios de tratamiento con cirugía.
En virtud de la gran variación de tamaño que ofrece este tipo de tumor, las técnicas quirúrgicas que se pueden emplear son de diferente complejidad. Tamaños pequeños y medianos se solventan con la exéresis simple mediante enucleación; el tejido circundante se adaptará al defecto de espacio dejado. Tamaños grandes y gigantes que ocasionan graves asimetrías mamarias requieren una fina valoración para mantener la estética de la mama restante. En estos casos se emplean técnicas del tipo de la mastectomía subcutánea, con reconstrucción inmediata con prótesis de silicona, la tumorectomía con mamoplastia de reimplantación del complejo aréola-pezón o procedimientos quirúrgicos de mastopexia
Por otra parte, y en los hamartomas en los que coincide una enfermedad tumoral ductal o lobulillar, se aplicarán los protocolos específicos de cirugía oncológica según el grado de infiltración. Así, la cirugía conservadora se completará con la realización de una linfadenectomía axilar reglada, y posteriormente se utilizarán tratamientos oncológicos adyuvantes mediante radioterapia, quimioterapia u hormonoterapia, según corresponda.
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