Tiene una mayor incidencia en varones mayores de 60 años y en el 95 % de las ocasiones el paciente asocia otra enfermedad o ha sido operado recientemente (una media de 5 días antes). Los factores más frecuentemente relacionados con su aparición son la presencia de traumatismos (sobre todo fracturas), el antecedente de cirugía ortopédica o ginecológica, las enfermedades cardiacas (infartos o insuficiencia cardiaca), las infecciones y los trastornos neurológicos como la enfermedad de Parkinson o el Alzheimer. Otros agentes que lo pueden desencadenar son los medicamentos que enlentecen el tránsito intestinal como los antidepresivos, los fármacos derivados de la morfina o los antiparkinsonianos.
El síntoma fundamental es la distensión abdominal asociado a dolor, náuseas/vómitos y estreñimiento (si bien un porcentaje menor de pacientes puede presentar diarrea). Cuando el médico explora al paciente, detectará la existencia de un abdomen distendido y timpánico, con ruidos hidroaéreos habitualmente presentes y doloroso a la palpación.
En pacientes sin datos de gravedad ni riesgo estimado de complicaciones se recomienda tratamiento conservador durante las primeras 24-48 horas. Incluye mantener al paciente en ayunas, administración de sueros, retirada de fármacos que hayan podido desencadenar el cuadro, reposición de iones, colocación de sonda nasogástrica (disminuye la cantidad de aire ingerido) y de sonda rectal con la introducción de enemas de limpieza a su través. Es conveniente que el paciente realice cambios posturales frecuentes. Estas medidas resultan efectivas en el 85 % de los pacientes.
Si el paciente no mejora con el tratamiento conservador o lleva más de 3-4 días de evolución desde el inicio, se pasaría al siguiente escalón terapéutico que incluye dos opciones: la administración de fármacos intravenosos o realizar una colonoscopia descompresiva. En aquellos pacientes en los que las medidas anteriores no han sido efectivas o ante la presencia de complicaciones (perforación/ isquemia) la última opción terapéutica sería la cirugía, cuya tasa de mortalidad suele ser elevada. Como alternativa, algunos de estos pacientes pueden ser candidatos a un tratamiento menos agresivo que es la realización de una cecostomía (comunicación del ciego con la pared abdominal a través de un sonda) por vía endoscópica o radiológica.
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