El síntoma más común es el dolor y la rigidez en la parte inferior del talón. El dolor allí puede ser sordo o agudo. La planta del pie también puede doler o presentar ardor.
El dolor generalmente es peor:
- En la mañana cuando usted da los primeros pasos.
- Después de pararse o sentarse por un rato.
- Al subir escaleras.
- Después de actividad intensa.
El tratamiento inicial suele consistir en la combinación de antiinflamatorios con diferentes tratamientos de fisioterapia dirigidos a aliviar la inflamación de la fascia en la fase aguda de este trastorno.
Si tras el examen de pisada el podólogo determina que la inflamación de la fascia se debe a un trastorno en la planta del pie, habrá que diseñar y fabricar una plantilla personalizada que permita liberar la fascia y así, una vez se alivie la inflamación de esta estructura, el paciente pueda retomar la actividad con menos probabilidad de recaída. “Con las plantillas adecuadas se pueden resolver hasta el 90 por ciento de los casos de las enfermedades que tienen que ver con la fascitis plantar. En los casos en los que hay que recurrir a la cirugía, esta ya no es tan invasiva como era antes, pues ahora a través de la ecografía es posible saber con exactitud el lugar en el que se debe actuar, y por ello se logra liberar la fascia de forma satisfactoria la mayoría de las veces. Sin embargo, como en toda operación, existe riesgo tanto de infección como de no resolución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario