La oxigenoterapia crónica domiciliaria
(OCD) se ha realizado clásicamente con botellas de oxígeno comprimido y concentradores portátiles de oxígeno (O2).
En los últimos años hemos asistido a la incorporación de equipos de
oxigenoterapia portátil, como los sistemas de oxígeno líquido y, más
recientemente, los concentradores portátiles de O2. Estos equipos permiten una mayor movilidad de los
pacientes, lo cual genera nuevos problemas que debemos conocer y abordar
adecuadamente. Uno de ellos es la selección de la fuente de oxígeno más
apropiada para cada paciente. Para ello es necesario tener en cuenta la
movilidad permitida por las fuentes de O2 para contrastarla con el perfil de
movilidad del paciente y ver el grado de correlación entre ambos. La correcta
indicación de OCD, la selección de la fuente adecuada y la titulación del O2
necesario para ese paciente son los tres componentes a los que debemos
enfrentarnos en estos momentos cuando decidimos prescribir oxigenoterapia
domiciliaria. El paciente debe colaborar con una utilización correcta del O2.
Como norma general, los equipos de oxígeno
líquido podrían ser útiles para la realización de actividades de duración
inferior a 4h, mientras que los CPO serían de elección para la realización de
actividades de duración superior.
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