Algunas enfermedades como la psoriasis, la artritis
reumatoide (AR) o la espondilitis
anquilosante, se originan porque "en el organismo se produce una respuesta
inmune que es anormal y exagerada, y que libera determinadas sustancias que son
las responsables del proceso inflamatorio. Con las terapias biológicas actuamos
sobre esas sustancias que producen la inflamación o infección"
Las terapias biológicas consisten en administrar
medicamentos (los denominados modificadores de la respuesta biológica),
clínicos, y que tienen en común tratar de resorber (o recombinar)
consiguiéndose bloquear la acción del Factor de Necrosis Tumoral (sus siglas en
inglés son TNF).
Entre estos medicamentos se encuentran el adalimumab, etanercept, infliximab,
certolizumab pegol, o el golimumab. En general, éstos están considerados como
la primera línea dentro de las terapias biológicas. Existen otros
agentes biológicos que son utilizados como segunda línea, con
otros mecanismos de acción distintos al bloqueo del TNF, que se reservan en
caso de falta de respuesta o toxicidad a los anteriores como abatacept,
tocilizumab, rituximab, anakinra o tofacitinib.
El TNF es uno de los elementos implicados en el
mantenimiento de la inflamación en pacientes con AR y es fabricado por células
inflamatorias, estimula la coagulación y recluta otros leucocitos (glóbulos
blancos) al sitio de la inflamación. El TNF, que es una de las citocinas (son
mensajeros químicos diversos y potentes secretados por las células del sistema
inmunológico—y representan la herramienta principal de las células T) más
importantes del sistema inmunitario, es el mensajero de una proteína
(metaloproteinasa) que es culpable de iniciar y magnificar la reacción de
inflamación que padecen los pacientes de AR.
El TNF es fabricado en las propias células del
sistema inmunitario,especialmente en los macrófagos y en los linfocitos T
cuando se detecta la presencia de un patógeno (agente infeccioso).
El estímulo más potente para que se produzca TNF es
el LPS (una molécula que se encuentra sobretodo en la pared celular de las
bacterias gramnegativas y de otros microorganismos).
La producción de los TNF es importante para defender
el organismo de infecciones, pero el problema surge cuando el organismo crea
cantidades excesivas de TNF, siendo llevado por la sangre a otras partes del
organismo, y su función protectora pasa a ser agresiva.
El TNF es producido por células específicas -
macrófagos y sinoviocitos (en el caso de las articulaciones) - que son las
células del revestimiento sinovial. En la inflamación de la AR, los niveles den
estar presentes tanto en el líquido de las articulaciones, como en el suero.
Como norma general los agentes biológicos no deben
utilizarse en pacientes con infecciones graves y es imprescindible descartar
tuberculosis antes de iniciar anti-TNF α, ya que una de las posibles
complicaciones es la reactivación de la tuberculosis. Los anti-TNF tampoco
están recomendados para personas que tienen linfoma o que han sido tratados por
linfoma en el pasado. En líneas generales hoy se puede decir que, en el corto
plazo (<5 años), los agentes biológicos están considerados como una terapia
segura.
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