Denominamos trombosis vasculares retinianas a las oclusiones que se producen en las ramificaciones vasculares que nutren a la retina tanto en venas como en arterias. En general las obstrucciones venosas son más frecuentes que las arteriales. Dentro de las obstrucciones venosas debemos distinguir la obstrucción de la vena central de la retina (OVCR) u obstrucción de rama venosa (ORV).
Los pacientes con obstrucción venosa suelen consultar al oftalmólogo por presentar un cuadro indoloro de disminución de la agudeza visual que puede afectar a todo el campo visual o a una sección del mismo.
Después de la retinopatía diabética, las oclusiones venosas retinianas constituyen la segunda enfermedad vascular retiniana más frecuente.
Hoy en día disponemos de la Tomografía de Coherencia Óptica (OCT) de última generación, que nos permite realizar una valoración rápida y eficaz de dicha situación , así como una monitorización del curso natural del edema macular o tras su tratamiento.
En la génesis de los trombos retinianos tienen especial relevancia los llamados factores de riesgo cardiovascular, especialmente la Hipertensión Arterial Sistémica, la hipercolesterolemia, la obesidad, el tabaquismo y la Diabetes Mellitus. También tienen trascendencia enfermedades generales que predisponen al incremento de la viscosidad sanguínea como el Síndrome Antifosfolipídico por ejemplo.
Otros factores a nivel local no menos importantes son tanto el Glaucoma hiperbárico así como el aumento de la presión intraocular por otras causas, como los traumatismos.
El tratamiento para la oclusión de una rama de la vena central de la retina en pacientes con edema macular que afecta la fóvea es generalmente la inyección intraocular de un fármaco anti-VEGF (ranibizumab, ablivercept o bevacizumab) o la inyección intraocular de un implante de dexametasona de liberación lenta.
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