La lectora en blanco y amarillo, pintada por Henri Matisse en 1919
Sentirse solo es uno de los grandes problemas de los enfermos oncológicos. Las personas con cáncer se sienten a menudo solas o distanciadas de los demás. Esto se puede deber a la dificultad de los amigos para abordar el cáncer, lo que lleva a no visitar al enfermo ni a llamarle por teléfono, el enfermo se puede sentir mal como para participar en juegos o pasatiempos y, a veces, aún cuando se esta con las personas que uno quiere, es posible que sienta que nadie entiende por lo que esta pasando.
La soledad es mala para todo, para nuestro intelecto porque perdemos contacto con los demás, de relacionarnos. Es malo para la nutrición, una persona que está sola o que vive sola no hace mucho esfuerzo para alimentarse con una dieta variada o se preocupa por otro tipo de cosas. Y es malo para nuestra enfermedad pues cabe la posibilidad del abandono de la misma.
La soledad es mala para todo, para nuestro intelecto porque perdemos contacto con los demás, de relacionarnos. Es malo para la nutrición, una persona que está sola o que vive sola no hace mucho esfuerzo para alimentarse con una dieta variada o se preocupa por otro tipo de cosas. Y es malo para nuestra enfermedad pues cabe la posibilidad del abandono de la misma.
Con frecuencia nos preocupamos del paciente con cáncer centrándonos en su enfermedad y olvidándonos de que son personas que viven y sienten, que desean hacer cosas, que opinan ...
A los enfermos con cáncer hay que motivarles, fomentar sus iniciativas, mantenerles activos evitando que la apatía o la desesperanza les venza, deben tomar decisiones tanto personales como económicas y sociales, hacerles participar en actividades sociales, involucrar a la familia en todo lo concerniente a la vida del paciente, ayudarles a fomentar nuevas amistades, a alejarse de los tópicos como "yo ya no estoy para esto" o "yo ya no puedo" y, sobretdo, favorecer todo aquello que les haga cumplir los deseos pendientes y establecer metas a alcanzar (adopción de mascotas, viajes no realizados, escribir sus experiencias, ...)
Tras el tratamiento es posible que el paciente oncológico extrañe el apoyo que recibía de su equipo de atención sanitaria. Muchas personas sienten que se les ha retirado su red de seguridad. El paciente oncológico debe de estar protegido y tutelado por personal experto en hábitos saludables y en procesos concomitantes, sin dejar de lado la atención psicooncológica. El apoyo emocional debe planetarse desde el primer momento. Al enfermo de cáncer podría ayudarle hablar con otras personas que tienen cáncer o unirse a grupos de apoyo. A veces, el apoyo de un amigo, de un familiar, de un miembro de su comunidad religiosa o espiritual o de un consejero (tutor) puede hacer que la carga sea más ligera
Una (buena) imagen vale más que mil palabras Tras el tratamiento es posible que el paciente oncológico extrañe el apoyo que recibía de su equipo de atención sanitaria. Muchas personas sienten que se les ha retirado su red de seguridad. El paciente oncológico debe de estar protegido y tutelado por personal experto en hábitos saludables y en procesos concomitantes, sin dejar de lado la atención psicooncológica. El apoyo emocional debe planetarse desde el primer momento. Al enfermo de cáncer podría ayudarle hablar con otras personas que tienen cáncer o unirse a grupos de apoyo. A veces, el apoyo de un amigo, de un familiar, de un miembro de su comunidad religiosa o espiritual o de un consejero (tutor) puede hacer que la carga sea más ligera
El apoyo de nuestros allegados es fundamental no solo para una convalecencia más llevadera sino incluso para que muchas patologías no lleguen ni siquiera a desarrollarse. Un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro Médico Kaiser Permanente en Oakland (EE.UU) muestra que las relaciones sociales juegan un papel vital en el pronóstico de las mujeres que padecen cáncer de mama.
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