La video cápsula endoscópica (VCE) fue aprobada en 2001 por la FDA como técnica endoscópica para el estudio del intestino delgado. En nuestro país se introdujo a finales de 2001.
Se trata de un dispositivo desechable de reducidas dimensiones (26 x 11 mm) y peso de 3,45 gr. que a través de su ingesta oral permite obtener imágenes del tubo digestivo impulsada por los propios movimientos intestinales.
Consta de una pequeña videocámara en color, un dispositivo de iluminación, un sistema de transmisión de imágenes, una batería que dura unas 8 horas y una antena, todo incluido en una funda de plástico biocompatible. Estás imágenes son enviadas mediante radiofrecuencia a una unidad portátil externa de recepción y grabación que el paciente lleva alrededor de la cintura. La transmisión de imágenes se hace a través de sensores que el paciente lleva en la pared abdominal y que además ayudan a la localización de la cápsula, correlacionando la imagen con el sitio donde se produce.
Los datos son descargados a una estación de trabajo que procesa y analiza las imágenes. Dicho análisis requiere destreza y experiencia pues, a veces, las lesiones pueden aparecer en un único fotograma.
Las principales ventajas de la VCE son su seguridad, la no invasividad, la buena tolerancia, la realización de forma ambulatoria y la revisión de todo el intestino delgado.
Como inconvenientes se ha de comentar que no es una técnica perfecta pues no permite manipular el contenido intraluminal ni permite realizar biopsias ni actuar terapéuticamente y dado que su movimiento es aleatorio, podría no captar alguna lesión. Aproximadamente un 15% de los estudios pueden resultar incompletos, no alcanzando el ciego al acabar la grabación.
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Se trata de un dispositivo desechable de reducidas dimensiones (26 x 11 mm) y peso de 3,45 gr. que a través de su ingesta oral permite obtener imágenes del tubo digestivo impulsada por los propios movimientos intestinales.
Consta de una pequeña videocámara en color, un dispositivo de iluminación, un sistema de transmisión de imágenes, una batería que dura unas 8 horas y una antena, todo incluido en una funda de plástico biocompatible. Estás imágenes son enviadas mediante radiofrecuencia a una unidad portátil externa de recepción y grabación que el paciente lleva alrededor de la cintura. La transmisión de imágenes se hace a través de sensores que el paciente lleva en la pared abdominal y que además ayudan a la localización de la cápsula, correlacionando la imagen con el sitio donde se produce.
Los datos son descargados a una estación de trabajo que procesa y analiza las imágenes. Dicho análisis requiere destreza y experiencia pues, a veces, las lesiones pueden aparecer en un único fotograma.
Las principales ventajas de la VCE son su seguridad, la no invasividad, la buena tolerancia, la realización de forma ambulatoria y la revisión de todo el intestino delgado.
Como inconvenientes se ha de comentar que no es una técnica perfecta pues no permite manipular el contenido intraluminal ni permite realizar biopsias ni actuar terapéuticamente y dado que su movimiento es aleatorio, podría no captar alguna lesión. Aproximadamente un 15% de los estudios pueden resultar incompletos, no alcanzando el ciego al acabar la grabación.
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