La termoplastia bronquial es un tratamiento que se utiliza actualmente en los pacientes que no se han beneficiado de las drogas.
Generalmente el tratamiento del asma implica el uso de inhaladores que contienen unas pequeñas dosis de corticosteroides para reducir la inflamación en las vías respiratorias.
La termoplastia se realiza bajo una anestesia leve. Se realiza en tres procedimientos ambulatorios. Un dispositivo llamado broncoscopio se pasa a través de la nariz y la garganta. Una vez que el broncoscopio pasa a través de las vías respiratorias y se encuentra colocado adecuadamente en los pulmones, se inserta un catéter. La punta del catéter se infla de modo que entre en contacto con los lados de la pared de la vía respiratoria. El catéter actúa como un vehículo para el suministro del agente de ablación, que en este caso es la energía de frecuencia de radio. Las paredes del músculo liso de las vías respiratorias se calientan a una temperatura de 149 grados Fahrenheit (65 grados Celsius). El objetivo de este procedimiento es reducir al mínimo la contracción del músculo liso bronquial. La constricción y la contracción de este músculo hacen que las vías se cierren. Cuando eso sucede, los pulmones no reciben suficiente cantidad de aire y uno sufre de problemas respiratorios. El adelgazamiento de los músculos lisos de las vías respiratorias limita la capacidad de las vías respiratorias y proporciona los síntomas incómodos de asma.
Los resultados muestran que es un procedimiento seguro, con efectos adversos en general transitorios, y que comporta algunos beneficios clínicos.
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