El nematodo Strongyloides stercoralis es un geohelminto que se localiza en el intestino delgado en el humano, el huésped principal. Existen alrededor de 50 especies de Strongyloides, las cuales infectan un amplio rango de huéspedes. Además, perros, gatos y otros mamíferos pueden actuar como reservorios de S. stercoralis.
De distribución mundial, principalmente en zonas tropicales y templadas (regiones cálidas y húmedas).
La infección se describió por primera vez en las tropas francesas estacionadas en la actual Vietnan a finales del siglo XIX. Esta infección puede cursar asintomática, pero existe una gran morbi-mortalidad en personas inmunocomprometidas, en sujetos desnutridos y pacientes con otras enfermedades que pueden desarrollar hiperinfecciones; el parásito tiene el potencial de producir autoinfección interna y multiplicarse en los seres humanos.
La strongyloidosis es una parasitosis subdiagnosticada, incluida en la lista de enfermedades tropicales menospreciadas (neglected tropical diseases o NTDs) y probablemente la más desatendida.
Los cuadros clínicos debidos a S. stercoralis oscilan desde
infecciones asintomáticas y enfermedad leve hasta parasitosis crónicas:
la multiplicación no controlada del parásito (hiperinfección) y la
diseminación a diferentes órganos internos en pacientes
inmunocomprometidos, da lugar a tasas de mortalidad hasta del 85%.
Las lesiones dermatológicas ocasionadas por
la penetración consisten en
una reacción inflamatoria caracterizada por pápulas,
eritema y edema. El prurito puede ser importante. Se han reportado
pacientes con urticaria generalizada de corta duración
y cuadros ocasionales de autoinfección externa, larva
currens, con formación de trayectos indurados,
eritematosos y pruriginosos en tórax, abdomen, ingles
y glúteos, miembros inferiores, de desaparición
rápida (horas - días).
Existe una gran variedad de técnicas que son
utilizadas en el diagnóstico de la parasitosis. El diagnóstico de S. stercoralis sigue haciéndose fundamentalmente por la observación de las larvas en las heces del paciente;
no obstante, se han desarrollado métodos serológicos para este
nemátodo, capaces de detectar anticuerpos específicos ya sea mediante
pruebas inmunoenzimáticas o de inmunofluorescencia
La ivermectina es el fármaco de elección. En las
formas más severas de la enfermedad diseminada, la administración oral
de ivermectina puede ser ineficaz, debido a la malabsorción intestinal.
En estos casos, se sugiere la vía intravenosa.
Alternativamente puede emplearse albendazol o tiabendazol La frecuencia de
recaídas requiere del seguimiento clínico
de los pacientes, así como el monitoreo cuidadoso de
pacientes con infección diseminada/hiperinfección.
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