Naciones Unidas denuncia que unas mil millones de personas en todo el mundo aún no tienen acceso a un retrete propio y deben defecar en la calle, mientras que hasta 2.400 millones de personas no disponen de letrinas en condiciones óptimas, lo que aumenta el riesgo de enfermedades y malnutrición.
No pueden disfrutar de ese momento de intimidad en el que permanecen a solas con sus pensamientos purgando sus cuerpos y mentes. Sin embargo, lo peor de todo no es eso, lo peor de todo es que la falta de higiene que supone deponer al aire libre en algunos países del mundo provoca enfermedades que pueden ser mortales. Cagar al aire libre mata, literalmente (Acción contra el Hambre, Pablo Alcalde)
A pesar de los efuerzos por dotar a las comunidades del mundo en vías de desarrollo de un adecuado saneamiento la situación es francamente mejorable. Para acabar con toda estas muertes es necesario terminar con la defecación al aire libre y llevar medidas higiénico-sanitarias al 15% de la población mundial que todavía no dispone de ellas. Es importante la construcción de letrinas comunitarias y familiares pero lo es mucho más la aceptación del problema y el cambio de comportamientos: aquí es donde está el verdadero reto
«La Agenda 2030 nos exhorta a renovar nuestros esfuerzos para proporcionar acceso a servicios de saneamiento adecuados en todo el mundo. Debemos seguir educando y protegiendo a las comunidades en situación de riesgo, y cambiar las percepciones culturales y las prácticas de larga data que obstaculizan la búsqueda de la dignidad.»
Mensaje del Secretario General de UN, Ban Ki-moon.
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