El glaucoma no presenta síntomas ni duele hasta su estadio
final. Es importante destacar que se produce como resultado de una acumulación
de líquido, el fluido intraocular, por disfunción del sistema de drenaje del ojo. Ese aumento del
fluido intraocular aumenta la presión del ojo y daña al nervio óptico (a veces,
se produce glaucoma con una presión ocular normal). El nervio óptico es muy sensible y es capaz de sufrir daños ante aumentos pequeños de la presión llevando a la
pérdida de la visión. Esta pérdida de visión se debe a la pérdida progresiva de
las fibras nerviosas. El glauncoma constituye una de las principales
causas de ceguera irreversible en el mundo.
La aparición de alteraciones en el campo visual y la pérdida
de visión pueden ser los primeros síntomas que aparecen. Desgraciadamnente puede suceder en una fase muy avanzada de la enfermedad.
El número total de personas que presentan esta enfermedad es
elevado. La mayor incidencia de la enfermedad se produce a partir de los 40 años y afecta a un 2,1 por ciento de las personas entre 50 y 59 años, a un 2,3 por ciento entre 60 y 69 y al 3,5 por ciento de mayores de 70 años. En España, más de 900.000 personas padecen galucoma y la mitad lo desconocen.
Existen tres aspectos claves para sospechar el diagnóstico de
glaucoma: La elevación de la presión intraocular por encima de 21 mm de
mercurio y la presencia de una papila excavada. Cualquiera de estas dos
circunstancias hacen probable el diagnóstico, especialmente si existen
antecedentes familiares de la enfermedad y la edad es superior a los cuarenta años. También la alteración de la perimetria (exploracion del campo visual) es una de las
pruebas fundamentales para el diagnostico y seguimiento del glaucoma. Esta última prueba tiene el inconveniente de que es una prueba
subjetiva y hay personas que no pueden realizarlo correctamente. Su fiabilidad es baja.
Se recomienda realizar revisiones oculares anuales, voluntarias, a
partir de los 40 años y obligatorias, a partir de los 50, aunque el debate está abierto en la comunidad cientifica. Una vez al año en caso de existir factores de riesgo o antecedentes familiares o cada dos años si no los hay. La efectividad de la instauración de programas
de este tipo en poblaciones con un acceso adecuado a la atención sanitaria
pública como en el caso de España se puede combinar con el
screening de otras enfermedades oculares. También en zonas donde el acceso a un
oftalmólogo es limitado o dificil podría estar indicadas pruebas de despistaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario