El ductus arterioso o conducto arterioso es un pequeño vaso que comunica la aorta con la arteria pulmonar. Está normalmente abierto en el feto, pero se cierra justo después del nacimiento (en la mayoría de los casos durante los primeros tres días de vida, aunque puede permanecer abierto hasta varios meses después).
La persistencia de este conducto condiciona un 'cortocircuito' entre la circulación sistémica y la pulmonar: se produce la mezcla de sangre oxigenada de la circulación sistémica que va por la aorta y la sangre con poco oxígeno que circula por la arteria pulmonar, lo que al final produce que al organismo se mande sangre con menos oxígeno del normal. Esta anomalía es dos veces más frecuente en mujeres que en hombres.
El tratamiento específico del ductus arterioso será determinado por el médico basándose en la edad del paciente, la gravedad de la enfermedad (ductus pequeño o grande) y los síntomas que presente. En función de esto, se puede tomar la opción de observar y controlar periódicamente al niño o bien realizar un tratamiento dirigido al cierre del ductus.
Los ductus arteriosos permeables pequeños pueden no requerir tratamiento o cerrarse espontáneamente.
En niños prematuros se suele utilizar fármacos antiinflamatorios. Si el ductus arterioso permeable no responde al medicamento, en algunos casos es necesario cerrarlo percutáneamente (con un cateterismo) o con cirugía.
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