miércoles, 20 de mayo de 2015

Clínica de la Hiperplasia Benigna de Próstata

La hiperplasia benigna de próstata (HBP) es una entidad que aún hoy carece de una deficinión clara; la más aceptada está basada en la identificación macroscópica de un crecimiento del adenoma de próstata, que da lugar a una sintomatología (STUI, Síntomas del tracto urinario inferior), producida por la obstrucción al flujo de salida de la orina de la vejiga.
En definitiva, se tratará de un crecimiento no canceroso de la glándula prostática. Existen diferentes situaciones que no obedecerían a una HBP y que clinicamente son indistinguibles, podría darse el caso de síntomas con evidencia de aumento de tamaño de la glándula pero sin obstrucción, otros con aumento de tamaño y obstrucción pero sin sintomas (prostatismo silente) y otros con síntomas y obstrucción objetivable pero sin aumento de tamaño (estenosis).
La HBP es la enfermedad urológica más frecuente en el varón y es la primera causa de consulta al urólogo, siendo el tumor benigno más frecuente en varones de más de 50 años, siendo la segunda causa de intervención quirúrgica. Aumenta progresivamente con la edad y, siendo el envejecimiento un factor fundamental en su desarrollo, es previsible un aumento de prevalencia en los últimos años. Es excepcional que se presente por debajo de los 40 años.
Los síntomas (STUI) incluyen los que se derivan del almacenamiento, vaciado y posterior a la micción que afectan al tracto urinario inferior. Hay muchas posibles causas de STUI, como anormalidades o funcionamiento anormal de la próstata, la uretra, la vejiga o los esfinteres. Otras condiciones que pueden cursar con STUI incluyen debilidad muscular o la hiperactividad del detrusor, inflamación de la próstata (prostatitis), infección del tracto urinario, cáncer de próstata, enfermedades neurológicas, etc. La edad es
un factor de riesgo importante para la aparición e incremento de los STUI.
La dificultad para plantear una clara definición, viene dada por el carácter multifactorial de su etiología, donde si que parece claro que la edad y la presencia de andrógenos juegan un papel principal. La glándula prostática es hormonodependiente, es decir, requiere del estimulo de la testosterona para su desarrollo y
para ejercer su función, es dentro de la célula prostática donde la testosterona, a través de la enzima 5-alfa-reductasa se transforma en dihidrotestosterona (DHT), que es un metabolito primario de la testosterona y es el principal andrógeno intercelular de la próstata, con una función clave en el crecimiento normal e hiperplásico de la próstata.


Autor Dr. Antonio Fernández-Pro Ledesma. Tiempos Médicos (Del Síntoma al Diagnóstico) nº 673

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