Los síntomas, generalmente, comienzan con fiebre, anorexia, dolor de garganta y sensación de malestar. Uno o dos días después del comienzo de la fiebre, pueden aparecer llagas dolorosas en la boca (aftas). También se puede desarrollar un sarpullido en la piel de las palmas de las manos y las plantas de los pies, con manchas rojas planas. Esto, a veces, también puede ocurrir en las rodillas, los codos y las nalgas. El sarpullido puede producir ampollas, pero comúnmente no causa picazón.
La clínica puede ser florida, con presencia de todas estas lesiones, o presentes solo en alguna localización.
Habitualmente la enfermedad es leve y casi todos los pacientes se recuperan en 7 a 10 días sin tratamiento médico. Las complicaciones son poco comunes. Raras veces, una persona infectada puede presentar meningitis viral (caracterizada por fiebre, dolor de cabeza, rigidez del cuello o dolor de espalda) y podría requerir algunos días de hospitalización. Otras complicaciones muy poco frecuentes incluyen parálisis, similar a la que produce la poliomielitis, o encefalitis (inflamación del cerebro), que podría ser mortal.Las personas con la enfermedad de manos, pies y boca son más contagiosas durante la primera semana de la afección. Sin embargo, pueden ser contagiosas durante semanas después de que los síntomas hayan desaparecido. Es posible que algunas personas, especialmente los adultos, no tengan ningún síntoma. Sin embargo, aun así pueden propagar el virus a otros. Cuando las personas contraen esta enfermedad, por lo general se vuelven inmunes al virus específico que causó su infección. Sin embargo, debido a que es provocada por varios virus distintos, pueden volver a contraerla.
No existe un tratamiento específico para la enfermedad de manos, pies y boca. La fiebre y el dolor se pueden controlar con medicamentos para aliviar esos síntomas. Es importante beber suficientes líquidos para prevenir la deshidratación.
No existe una vacuna para proteger contra la enfermedad de manos, pies y boca. No obstante, se puede disminuir el riesgo de infectarse con los virus que la causan al tomar unas cuantas medidas sencillas: Lavarse las manos con agua y jabón frecuentemente durante 20 segundos, en especial después de cambiar pañales, evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca antes de lavarse las manos, evitar el contacto directo (besar, abrazar, compartir tazas y cubiertos) con personas infectadas y desinfectar con frecuencia las superficies que se tocan (los juguetes, las manijas de las puertas, etc.), especialmente si alguien está enfermo.
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