miércoles, 3 de junio de 2015

Difteria


Después de 30 años se ha diagnosticado en España el primer caso de difteria en un niño de 6 años, no vacunado.
La difteria es una enfermadad infecciosa producida por el bacilo Corynebacterium diphtheriae que se manifiesta en la laringe y se transmite por las secreciones de nariz, estornudos, sudor o lágrimas de las personas infectadas y afecta exclusivamente a humanos.
La bacteria libera unas toxinas que pueden provocar lesiones en el corazón, los riñones y el sistema nervioso y suele tener un pronóstico reservado hasta los 50 días después de haberse iniciado. Si no se trata a tiempo, la enfermedad puede ser grave e incluso mortal.
La sintomatología es amplia y aparece entre uno y siete días después de la infección. En sus primeras fases, la difteria cursa con odinofagia (dolor de garganta), cefalea y fiebre.  La toxina que produce la bacteria afecta a las mucosas de la nariz, la garganta y otras partes de las vías respiratorias.
Cursa, por tanto, con problemas respiratorios -dificultad respiratoria, sonidos al respirar, tos perruna- y dificultades para tragar incluso líquidos, babeo (cuando está a punto de ocurrir la obstrucción de las vías respiratorias), así como fiebre y escalofríos.
En algunos casos, la difteria afecta primero a la piel y produce lesiones cutáneas. El color azulado en la piel es otro de los síntomas que pueden manifestarse.
A medida que avanza la infección, la persona puede tener visión doble, arrastrar la voz al hablar o presentar palidez, piel fría, taquicardia, sudoración e inquietud, síntomas de un shock inminente.
Cuando la difteria se extiende más allá de las vías respiratorias por la liberación de las toxinas en el torrente sanguíneo, llega a producir problemas en el corazón -problemas de bombeo de la sangre- y en los riñones -dificultades para filtrar y eliminar los desechos-. El sistema nervioso también podría verse afectado, pudiendo llegar a sufrir el afectado una parálisis temporal.
La difteria se propaga fácilmente, a través de las gotitas de Flügge . Por eso, las personas en contacto con un enfermo de difteria presentan un riesgo alto de contagio.

Una de las primeras botellas de
antitoxina diftérica (1895)
 
Al transmitirse por la saliva, también puede contagiarse si se utiliza un pañuelo o un vaso usado (fómites) por una persona infectada.
Los niños menores de cinco años y los adultos mayores de 60 son particularmente propensos a contraer esta infección. Las personas que viven en condiciones insalubres o de hacinamiento, las que padecen malnutrición y los niños y adultos que no tienen al día el calendario de vacunaciones también están en situación de riesgo.
Una vez diagnosticada la enfermedad, es necesaria la administración de antibióticos -como penicilina y eritromicina-, para suprimir la infección, y de la antitoxina diftérica, que se administra como inyección intramuscular en viales, para neutralizar los efectos de las toxinas de las bacterias.
Se requiere ingreso en el hospital para recibir la antitoxina y otros tratamientos contra los síntomas, como administración de líquidos por vía intravenosa, oxígeno, monitorización cardíaca y respiratoria o corrección de posibles obstrucciones en las vías respiratorias.
La difteria casi se ha eliminado gracias a las vacunas, según recuerda la OMS. En la actualidad, es una enfermedad muy rara en España, Europa y Estados Unidos debido a la implantación generalizada de la vacunación, aunque ha habido epidemias recientes en Rusia y en otros países de la Europa del Este, llegando a afectar a personas adultas.
La vacuna contra la difteria se administra normalmente combinada con la del tétanos y la tos ferina, y el calendario de vacunaciones de Aragón prevé la administración de seis dosis, las tres primeras a los dos, cuatro y seis meses de edad, otra a los 18 meses, a los seis años otra dosis de recuerdo y una final a los 14 años.
En personas adultas sería recomendable poner dosis de recuerdo a los 40 y a los 65 años, según se ha recordado en estos días


The croup cured by doctor Roux . (1894) Pierre Andre Brouillet (1857-1920). 

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