La enfermedad de Parkinson es un trastorno degenerativo, crónico y progresivo del sistema nervioso que afecta al movimiento y que puede causar temblores, rigidez muscular, lentitud de movimiento, afectar al equilibrio y otros síntomas. Se incluye dentro de un grupo de enfermedades cuya característica común son los trastornos del movimiento.
Ocurre cuando las neuronas no producen suficiente cantidad de una sustancia química importante en el cerebro conocida como dopamina. Algunos casos son genéticos pero la mayoría no parece darse entre miembros de una misma familia. Otros casos pueden ser inducidos por traumatismos, drogodependencias y medicamentos, y algunas formas hereditarias en pero en la mayoría de los causas la causa es desconocida.
El Parkinson es difícil de diagnosticar en sus etapas iniciales, ya que se confunde con los síntomas propios de otras patologías. Según los últimos estudios recogidos por la SEN, el diagnóstico de Parkinson en España tarda entre uno y cinco años. Un 20 por ciento de los diagnósticos llegan después de los cinco años y en un 25 por ciento los diagnósticos son erróneos: los pacientes están en realidad afectados por otro tipo de enfermedad neuropatológica.
Esta es una patología crónica que, de momento, no tiene curación. El objetivo del tratamiento es reducir la velocidad de progresión de la enfermedad, controlar los síntomas y los efectos secundarios derivados de los fármacos que se usan para combatirla.
La enfermedad de Parkinson puede acortar la vida de los pacientes debido problemas de la deglución y que puedan ocasionar atragantamiento o síndrome de aspiración con la consiguiente neumonía o a lesiones debido a caídas.
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