miércoles, 13 de enero de 2016
Virus Zika
La infección por el virus Zika, también conocido como ZIKAV o ZIKV, la transmiten mosquitos del género ‘Aedes’ en zonas tropicales de África, Asia y América. Suele pasar desapercibida y, cuando hay síntomas, son leves y se resuelven sin secuelas.
El zika es similar al dengue, la fiebre amarilla, el virus del Nilo Occidental y la encefalitis japonesa.
El virus se identificó en 1947 por primera vez en Uganda, específicamente en los bosques de Zika. Se descubrió en un mono Rhesus cuando se realizaba un estudio acerca de la transmisión de la fiebre amarilla en la selva.
Análisis serológicos confirmaron la infección en seres humanos en Uganda y Tanzania en 1952, pero fue en 1968 que se logró aislar el virus con muestras provenientes de personas en Nigeria.
Análisis genéticos han demostrado que existen dos grandes linajes en el virus: el africano y el asiático.
El tiempo de incubación suele oscilar entre 3 y 12 días. Tras este período, aparecen los síntomas. Sin embargo, la infección también puede presentarse de forma asintomática.
Según un estudio publicado en la revista médica The New England, una de cuatro personas desarrolla síntomas.
No se ha reportado ninguna muerte que haya sido causada por la enfermedad.
La mayoría de las personas se recupera y la tasa de hospitalización es baja.
Los síntomas duran entre cuatro y siete días y pueden confundirse con los del dengue.
En los casos en los que las señales que revelan la enfermedad son moderados, la persona puede tener fiebre de menos de 39°C, dolor de cabeza, debilidad, dolor muscular y en las articulaciones, inflamación que suele concentrarse en manos y pies, conjuntivitis no purulenta, edema en los miembros inferiores y erupción en la piel, que tiende a comenzar en el rostro y luego se extiende por todo el cuerpo.
Con menos frecuencia se presentan vómitos, diarrea, dolor abdominal y falta de apetito.
No hay una vacuna ni un tratamiento específico para el zika, sólo un manejo sintomático que consiste en descansar y en tomar acetaminofén o paracetamol para el control de la fiebre.
No se recomienda el uso de aspirinas por el riesgo de sangrado que acarrea.
También se aconseja ingerir líquido en abundancia para paliar el que se pierde por diferentes razones.
Para manejar el prurito ocasionado por la erupción, se pueden utilizar antihistamínicos.
Es necesario mantenerse alejado del paciente al menos durante la primera semana de la enfermedad para evitar el contagio.
Como la transmisión ocurre por la picadura de un mosquito, se recomienda el uso de mosquiteras que pueden impregnarse con insecticida y la instalación de mallas antimosquitos si no se tienen.
Se deben utilizar repelentes con Icaridina y ropa que cubra las extremidades, para que haya menos posibilidades de sufrir una picadura. El riesgo para el continente se encuentra en el potencial de transmisión de la enfermedad, que radica en que los mosquitos transmisores del virus viven en la región y en la densidad poblacional de la misma.
Fuentes: Organización Panamericana de la Salud, Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades, Biblioteca Nacional de Medicina e Institutos de Salud de Estados Unidos y WebMD
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