La criopreservación de gametos propios (óvulos o espermatozoides) es puesta en práctica por mujeres u hombres, con o sin pareja, que desean posponer sus deseos reproductivos hasta un momento en que su situación haga más favorable el intento de tener descendencia.
En el caso de la mujer la primera premisa que debemos de tener en cuenta, es que la reserva ovárica es finita y tiene una caducidad. De no ser así, no tendría sentido el tratar de preservar los gametos.
Los cambios socioculturales que ha aportado el desarrollo de nuestra sociedad, han provocado cambios en la esperanza de vida media y a su vez cambios en la edad de la gestación.
La congelación de semen es una opción disponible desde hace décadas para preservar la fertilidad masculina, y su eficacia y seguridad están respaldadas por abundante literatura científica. Aunque la congelación puede inducir cambios en el espermatozoide, que modifiquen su capacidad fecundante, pero sin causar alteraciones significativas en la información genética que aportan para la constitución del genoma embrionario.
Hay que distinguir en la criopreservación aquella sin indicación médica (generalmente por causas sociales) de la que la tiene.
La principal indicación médica es aquella criopreservación llevada a cabo en aquellos
hombres y mujeres que van a recibir un tratamiento contra el cáncer o cualquier tratamiento que pueda afectar negativamente a la capacidad reproductiva.
Hay que distinguir en la criopreservación aquella sin indicación médica (generalmente por causas sociales) de la que la tiene.
La principal indicación médica es aquella criopreservación llevada a cabo en aquellos
hombres y mujeres que van a recibir un tratamiento contra el cáncer o cualquier tratamiento que pueda afectar negativamente a la capacidad reproductiva.
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