lunes, 4 de junio de 2018

El duelo patológico


El duelo normal, agudo o no complicado constituye un cuadro psicológico caracterizado por la presencia de determinados sentimientos y conductas que aparecen tras una pérdida personal. En él se pueden presentar las siguientes características: malestar fisiológico, preocupación acerca de si se olvidará la imagen del fallecido, sentimiento de culpabilidad, irritabilidad e incapacidad para funcionar de la misma manera que antes de la pérdida. 
En ocasiones, el duelo se complica y la persona se desborda recurriendo a conductas desadaptativas sin conseguir resolver el duelo.
Podemos distinguir varias modalidades de duelo complicado: El duelo patológico es crónico o prolongado cuando tiene una duración excesiva (10 años o, incluso, más tiempo)
Se trata de un duelo retrasado, inhibido, suprimido o pospuesto cuando ha habido una reacción emocional insuficiente en el momento de la pérdida apareciendo con posterioridad de forma excesiva.
El duelo exagerado se produce cuando la persona se siente desbordada y su conducta se vuelve desadaptativa a pesar de ser consciente de la pérdida. Por regla general se demanda terapia al tratarse de un trastorno que incapacita y da lugar a trastornos psicológicos. 
Se habla de duelo enmascarado o reprimido cuando las personas no se permiten experimentar el duelo o lo enmascaran en forma de síntomas físicos.
El duelo complicado viene definido por factores relacionales entre la persona y el fallecido, por factores circunstanciales cuando la pérdida no era previsible, por factores históricos cuando se trata de una persona que ha sufrido otras pérdidas, factores de personalidad  cuando las personas son incapaces de tolerar un malestar emocional externo y factores sociales cuando el duelo de la persona  no se puede afrontar socialmente y no se puede reforzar mutuamente.
El duelo complicado puede tener su origen en tres causas fundamentales: Si no se puede hablar socialmente de la pérdida, cuando se niega la pérdida, o si la red social y/o familiar es pobre o esta ausente.
Para identificar un duelo patológico nos podemos basar en una serie de datos: La persona no puede hablar del fallecido sin experimentar un intenso dolor, una reacción emocional intensa ante un acontecimiento poco relevante,   la negación a desprenderse de objetos materiales del fallecido,  la somatización de síntomas que presentaba el fallecido antes de la muerte o antecedentes de depresión con baja autoestima, la tristeza inexplicable en fechas señaladas o fobia respecto a la enfermedad o miedo a la muerte (tanatofobia).





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