martes, 29 de diciembre de 2015

Litiasis renal


Una piedra o un cálculo renal es una pieza sólida de material que se forma en el riñón debido a sustancias presentes en la orina. Puede ser tan pequeña como un grano de arena o tan grande como una perla. La mayoría de las piedras renales se eliminan del cuerpo sin ayuda médica. Pero algunas veces una piedra no es fácil de eliminar. Puede atorarse en las vías urinarias, bloquear el flujo de orina y causar un gran dolor.
Los siguientes signos pueden indicar la existencia de litiasis urinaria, urolitiasis o nefrolitiasis, que necesitan atención médica:
  • Dolor extremo en la espalda o un costado que no desaparece
  • Sangre en la orina
  • Fiebre y escalofríos
  • Vómitos
  • Orina con mal olor o con apariencia turbia
  • Sensación de ardor al orinar
Síndromes que se pueden producir en la litiasis renal:
  • Cólico nefrítico. Al salir los cálculos del riñón producen un taponamiento de la salida de orina del riñón produciéndose un dolor intensisimo, que aparece en la zona renal (lumbar ó espalda baja) y se irradia hacia el abdomen anterior hacia los genitales. Es un dolor intermitente que no se alivia y se asocia a nauseas, vómitos, sudoración y sensación de hinchazón abdominal. No suele dar fiebre.
  • Dolor lumbar. Es un dolor persistente y más solapado en la zona lumbar
  • Hematuria. Que es la aparición de sangre en la orina. Puede ser visible a simple vista o a veces tan sólo microscópica. Se produce por las lesiones que produce el calculo en su paso por las estructuras del riñón.
  • Infecciones de orina. Por su situación algunos cálculos solo se descubren por infecciones frecuentes de la orina.
  • El diagnóstico de la litiasis renal (piedras o cálculos renales) se realiza por los síntomas clínicos y el análisis de la orina. La situación, tamaño y repercusión del cálculo  se valoran con ecografía renal, radiografías simples de abdomen y urografía con contraste endovenoso. La composición de los cálculos expulsados se realiza mediante análisis específicos. 
    Los principales constituyentes de los cálculos son diversas sustancias orgánicas o inorgánicas. El oxalato cálcico es el más frecuente, ya que aparece en el 65% de los cálculos.
    Según la composición de los cálculos y de otros factores debe realizarse un estudio metabólico-mineral para descartar la reaparición de los cálculos o la presencia de enfermedades asociadas con ellos.
    Si una piedra no pasa por sí sola, es posible que se necesite tratamiento. Este puede ser a través de ondas de choque -litotricia- (un endoscopio insertado a través del tubo que lleva la orina fuera del cuerpo, llamada uretra) o con cirugía. 

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