Fue descrito en 1932 por Wilhelm Löffler,
quien lo identificó en pacientes con neumonía eosinofílica causada por
parásitos como Ascaris lumbricoides, Strongyloides stercoralis,
Ancylostoma duodenale y Necator americanus, una reacción a fármacos o una infección por hongos (Aspergillus fumigatus o Pneumocystis jirovecii).
Los síntomas pueden variar desde absolutamente ninguno hasta presentarse síntomas severos (tos, fiebre, malestar general, taquicardia ...) y pueden desaparecer sin tratamiento.
Existen 3 formas posibles de diagnosticar una Eosinofilia Pulmonar: el síndrome IPE
(infiltrados pulmonares y eosinofilia sanguínea), el hallazgo de
eosinofilia en el LBA o la eosinofilia en el tejido pulmonar obtenido
por biopsia pulmonar o transbronquial.4 La historia clínica dirigida y
la exploración física son imprescindibles y deberán incluir la
valoración de una ingesta previa de fármacos o productos inhalados, la
posibilidad de viajes actuales o previos en zonas con endemias
parasitarias.
La enfermedad con frecuencia desaparece sin tratamiento, pero si éste se
necesita, la respuesta generalmente es buena. Sin embargo, se pueden
presentar recaídas (la enfermedad reaparece).
No hay comentarios:
Publicar un comentario