En verano las altas temperaturas pueden afectar de manera importante la salud, sobre todo en aquellos considerados como los más débiles. Este es el caso de niños y personas mayores. Irse de vacaciones con los mayores de la casa es positivo para ellos y el resto de la familia, pero es mejor pasar primero por el médico de Atención Primaria para que él haga las recomendaciones necesarias para evitar contratiempos.
Es importante elegir bien el destino dando opción a los mayores para elegir (siempre es más recomendable un lugar no muy caluroso) el modo de viajar (mejor vehículo propio y haciendo paradas frecuentes y con algún tipo de recreo, procurando que muevan las piernas ), la hidratación y la nutrición apropiadas para esta época. Hay que anticiparse a las circunstancias que pudieran darse por lo que un viaje con ancianos requiere preparación. Por otro lado siempre hay que llevar medicación suficiente –de la que tomen habitualmente- y un pequeño botiquín de viaje. Acudir a los médicos de la zona en que se va a residir si fuera necesario y estar siempre bien documentados respecto a los centros de urgencia más próximos.
No olvidar la documentación sanitaria.
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