jueves, 11 de febrero de 2016
Síndrome de Jerusalén
Se trata de un trastorno disociativo histérico, es decir que las personas llegan a crear otra personalidad la cual después es olvidada. El primero en identificar este síndrome fue el Dr. Yair Carlos Bar-El quien asegura que se da debido a que Jerusalén es una ciudad llena de ideologías, historia, mitología y religión; lo que ocasiona que las mentes de los creyentes se deteriore.
"De pronto algo me ocurrió" suelen decir esos turistas cuando inician su tratamiento psicoterapéutico. Suelen manifestar pautas muy similares de deterioro mental. Los síntomas aparecen al día siguiente de su llegada a Jerusalén, cuando empiezan a sentir un nerviosismo o una ansiedad inexplicables. Si vienen en grupo o con familiares, sienten de pronto la necesidad de estar solos y se apartan de los demás. Pronto comienzan a realizar actos de purificación y abluciones, como baños y duchas, o inmersión en un baño ritual. A menudo se cambian de ropa, con clara preferencia por las túnicas blancas, a fin de parecerse a personajes bíblicos, porque en su mayoría deseaban identificarse con alguna figura bíblica del Nuevo o del Antiguo Testamento.
A los cuatro o cinco días, los pacientes responden al enfoque de retorno a la realidad que preconizan los psiquiatras. "Me siento como un payaso", dicen algunos, avergonzados, y no logran explicar el por qué cuando les dicen que les dio por sumergirse en un estanque en el parque o cantar aleluyas en plena noche encaramados en las murallas de la Ciudad Vieja.
Existe la convincente teoría de que aquéllos que sufren el síndrome venían predispuestos a ello en forma de un trastorno mental latente que se vio precipitado al llegar a la ciudad santa.
Si bien la condición se llama síndrome de Jerusalén, ya que los psiquiatras estudiaron primero los casos que ocurrían en Tierra Santa, este tipo de síntomas pueden aparecer en cualquier lugar del mundo que tenga una fuerte significacancia espiritual para la persona que lo presenta. El síndrome de Jerusalén se presenta tanto en hombres como mujeres en una proporción similar, suelen venir como turistas desde naciones desarrolladas y son muy religiosas.
Generalmente tienen entre 20 y 30 años, son solteros y en su adolescencia tuvieron algún tipo de crisis de fe, tras una niñez marcada por la enseñanza religiosa. Lo de la edad es importante, ya que es en los primeros años de adultez en que varias enfermedades psiquiatricas, como la esquizofrenia o trastorno bipolar, muestran sus primeros síntomas claros. En el 80% de los casos, hay una condición mental previa o que se diagnostica luego de su experiencia.
Existe una cura para el síndrome de Jerusalén: volver a casa y a la compañía de sus seres queridos, aunque reciben una atención psiquiátrica en Israel para asegurarse que no están en peligro de sufrir nuevas psicosis en sus viajes.
En una semana, contando desde el momento en que comenzó a manifestarse el síndrome de Jerusalén, todo vuelve a la normalidad o, al menos, como solía ser antes de mostrar tan extraño comportamiento.
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