viernes, 4 de septiembre de 2015
Fiebre Q
La fiebre Q, causada por Coxiella burnetii,
es una zoonosis bacteriana con un espectro clínico amplio que, en algunos casos, puede llegar a ser
crónica.
En los últimos años, ha habido un
incremento en el
número de casos notificados en Europa, recientemente se ha declarado un
caso en el Hospital San Jorge, de Huesca. En los Países Bajos en
particular, entre 2007 y 2010 se notificaron más de 4.000 casos.
La
fiebre Q afecta a individuos de todas las edades, pero se ha descrito
principalmente en edades comprendidas entre 30-70 años. El periodo de
incubación es de 2-3 semanas. Aproximadamente el 60% de los casos son
asintomáticos. Los síntomas más comunes de la fiebre Q aguda son fiebre
alta, dolor de cabeza severo, mialgia, escalofríos y tos. También puede
estar asociada con neumonía o hepatitis. La neumonía es en la mayoría de
los casos moderada pero puede producirse un derrame pleural o
dificultad respiratoria aguda. Los síntomas pueden durar de 10 a 90
días. En raras ocasiones, los pacientes pueden tener manifestaciones
neurológicas, cardíacas o
dermatológicas. Los niños
sufren a menudo de manifestaciones gastrointestinales y erupciones en la
piel (más del 50% de los niños diagnosticados). La infección puede
evolucionar a una forma crónica (<5% de los casos) en personas con
predisposición (p.e. válvula cardiaca o defecto vascular), meses o años
después de la infección inicial. Las manifestaciones crónicas incluyen
endocarditis, infecciones vasculares y osteomielitis, o con menor
frecuencia, fiebre con hepatitis que evoluciona a una fibrosis hepática o
cirrosis. Durante el embarazo, una infección primaria puede provocar un
aborto espontáneo, nacimiento prematuro, bajo peso al nacer, infección
fetal o abortos involuntarios recurrentes. La fiebre Q crónica después
del parto puede estar asociada con una afectación cardíaca.
Coxiella burnetii,
es una bacteria Gram-negativa intracelular clasificada actualmente en
el grupo gamma de las Proteobacterias. La mayoría de las infecciones que
provoca son debidas a la inhalación de aerosoles o polvo contaminado
con fluidos del parto secos o excrementos de animales infectados. Vías
menos frecuentes de infección incluyen la ingesta de leche contaminada,
la picadura de garrapata o la transmisión por fómites. También se ha
descrito la transmisión de persona a persona y de madre a feto.
El
diagnóstico de la fiebre Q aguda se confirma por evidencia serológica
de un aumento de 4 veces de los niveles de inmunoglobulina G de
fase II mediante una prueba de inmunofluorescencia realizada en sueros
pareados tomados con 3-6 semanas de diferencia. La PCR en muestras de
sangre y suero puede ser útil en las 2 primeras semanas de la aparición
de los síntomas y antes de la administración del antibiótico. Un solo
título elevado de IgG de fase II en suero en la etapa convaleciente
puede ser considerado como evidencia de una probable infección. La
confirmación de un diagnóstico de fiebre Q crónica está basada en un
aumento de la concentración de IgG de fase I (normalmente ≥1:1024) y un
foco identificable de infección (p.e. endocarditis, infección vascular,
osteomielitis, hepatitis crónica). Por lo general, los niveles de
enzimas hepáticas se ven aumentados.
El diagnóstico diferencial
incluye cualquier enfermedad con fiebre y otros síntomas
constitucionales tales como la Brucelosis (consultar este término) y la
gripe. La estrategia profiláctica está basada en la vacunación
(en Australia) y en medidas higiénicas apropiadas. La adopción de
precauciones estándar durante el cuidado de los pacientes evita su
transmisión. Los pacientes sintomáticos con fiebre Q aguda deben ser
tratados con doxiciclina durante 2 semanas. Debe realizarse un test de
embarazo antes de comenzar el tratamiento en mujeres en edad fértil. Los
niños menores de 8 años con enfermedad leve, las mujeres embarazadas y
los pacientes alérgicos a la doxiciclina pueden ser tratados con
trimetoprim-sulfametoxazol. La fiebre Q crónica se trata con una
combinación de doxiciclina e hidroxicloroquina durante un periodo mínimo
de 18 meses.
La fiebre Q aguda es por lo general una enfermedad
leve o autolimitada con un riesgo de fallecimiento bajo. La endocarditis
o infección vascular por fiebre Q crónica no tratada son a menudo
fatales. En pacientes con endocarditis por fiebre Q crónica en
tratamiento, el índice de mortalidad a los 10 años es del 19%.
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