Las ataxias más frecuentes en Pediatría son las de aparición aguda. Sin embargo, en el contexto de las urgencias es un proceso infrecuente.
Las causas más frecuentes son las ataxias postinfecciosas y las secundarias a la ingestión de tóxicos, lo que corresponde a las tres cuartas partes de las ataxias agudas. Las ataxias secundarias a procesos tumorales de fosa posterior o a trastornos metabólicos son más infrecuentes.
La ataxia postinfecciosa es más común en niños en edad preescolar, aunque también puede ocurrir en niños mayores y en adultos, principalmente después de una infección por el virus de Epstein-Barr (EBV), seguido de la varicela u otros virus inespecíficos, o tras inmunización.
La aparición de convulsiones o la alteraciones del nivel de conciencia nos puede hacer pensar en una encefalitis aguda diseminada (EMAD).
El análisis del liquido cefalorraquideo es normal en una ataxia aguda postinfecciosa aunque se puede encontrar una pleocitosis leve. La proteinorraquia suele ser normal al comienzo de la clínica aunque puede elevarse en el transcurso de la enfermedad.
Las neuroimágenes pueden ser normales o encontrar signos de desmielinización o de hemiatrofia cerebelosa. Rara vez se encuentran signos de hidrocefalia.
La mayoría de los casos evolucionan favorablemente y en un 33 % de los casos pueden aparecer alteraciones del habla o déficits de coordinación.
El segundo grupo en frecuencia es el de las intoxicaciones que se presentan con un predominio masculino a una menor edad y más breves en su duración. Las causas más frecuentes son las benzodiacepinas y los antitusivos sin olvidar la ingestión alcoholica en los niños mayores.
Otras causas como los traumatismos o una EMAD son menos frecuentes.